La ansiedad infantil aparece cuando, durante la infancia, los pequeños sienten que la experiencia que viven en un momento determinado, o a lo largo de una etapa más amplia, les sobrepasa, sin que haya una solución clara o relativamente fácil de abordar.
Si bien los trastornos de ansiedad en la infancia son algo bastante específico que no tiene por qué darse en todos los casos en los que un niño o niña siente ansiedad, este último fenómeno es más frecuente de lo que se cree. Situaciones que potencian su aparición son, por ejemplo, una educación fundamentada en el castigo, la existencia de maltrato o de acoso escolar, la obligación de asistir a muchas actividades extraescolares, etc.
Síntomas de la ansiedad infantil
Por supuesto, la ansiedad infantil tiene una base común al modo en el que todos los seres humanos, independientemente de su edad, experimentan la ansiedad.
sí pues, aunque a la práctica cada caso es único, en general la ansiedad infantil se plasma en los siguientes síntomas. Cada uno de ellos no tiene por qué indicar la presencia sostenida de ansiedad, pero si se dan algunos a la vez, probablemente sea el caso.
Miedo a permanecer a solas.
Tics y comportamientos estereotipados semiautomáticos (estirarse del pelo, morderse las uñas, etc.).
Llanto.
Necesidad de estar físicamente en contacto con el cuidador o cuidadora, constantemente.
Crisis de angustia al separarse de los cuidadores.
Por otro lado, en el caso de los trastornos de ansiedad, pueden aparecer otros síntomas más específicos dependiendo de cuál sea el problema. Por ejemplo, en el caso de las fobias, las crisis ocurren ante estímulos concretos.
¿Cómo puedo ayudar a los niños con ansiedad?
1. Dar pautas de comportamiento claras
Muchas veces, la ansiedad aparece como reacción a un entorno caótico, que no se comprende.
Por eso es importante ser coherentes con estas normas, no obligar a los pequeños a obedecer a reglas arbitrarias y cambiantes, y sobre todo asegurarse que las comprendan y entiendan por qué tienen sentido, aunque sea mediante explicaciones muy simplificadas acerca de su utilidad.
2. Comunicarse más y mejor
A cierta edad, los niños pequeños ya son capaces de expresar en palabras qué es aquello que les hace sentir mal. El hecho de que sus competencias cognitivas aún no estén desarrolladas del todo no significa que su punto de vista no deba contar; en estos casos, todo lo contrario.
3. Mostrarles apoyo
El hecho de que un niño o niña se sienta protegido por una persona adulta hace que le pierda miedo al entorno, ya que siente que incluso si se equivoca y hace algo mal, la presencia de los cuidadores hará las veces de colchón o de amortiguador.
4. Darles afecto
No todos los estímulos tienen que basarse en la información expresada través de palabras. Las muestras de afecto son imprescindibles para un correcto desarrollo durante la infancia, y de hecho es necesario apoyarse en ello para que los niños y niñas desarrollen estilos de apego adaptativos.
5. Explicarles que no deben sentirse mal
Cuando se experimenta ansiedad, es fácil caer en la trampa de culparse a uno mismo. Esto también ocurre en el caso de los niños y niñas, así que hay que dejar claro que se trata de un fenómeno en el que, de manera consciente, solo podemos influir indirectamente.
Torres, A. (S/F). Ansiedad infantil: síntomas y qué hacer para combatirla. 2020, de Psicología y Mente Sitio web: https://psicologiaymente.com/desarrollo/ansiedad-infantil
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